Sagàs, bocadillos extraordinarios en Barcelona

Una de las características de las que presumen en Sagàs, y que es cierta, es la calidad del producto. Todos los ingredientes (verduras y carnes) son naturales y abastecidos por la granja que la familia Rovira tiene en Sagàs (Berguedà), y que son cuidados bajo criterios de sostenibilidad, y siguiendo la filosofía Cocina Km. 0.

Bocadillos de aquí y de fuera como la chapata Sagàs, Porchetta, Butifarra negra o blanca, New York,  Bons de Porc o Bánh Mì por citar unos pocos.

Al contrario de los Montesco y Capuleto, Sagàs es un proyecto conjunto de los hermanos Rovira (Els casals) y los hermanos López de Viñaspre (Sagardi): Sagàs, pagesos i cuiners.

Todo muy de la tierra, la esencia de nuestra vida, de nuestros orígenes. Ante tanta tecnología y modernidad, nos olvidamos de que, seguramente, algunos de los mejores momentos que hemos vivido han sido comiendo el bocadillo de la mamá con los amigos, limpiándonos el pringue en las perneras del pantalón mientras estamos sentados en algún banco riéndonos unos de otros, o directamente jugando al tiempo que vamos engullendo.

Estoy un poco como Proust y su madalena, pero es lo que tiene cuando los fines de semana y las vacaciones de tu infancia las has pasado en un pueblo con bosques, riachuelos, huertos en los que colarte a comer fruta…

Las fotografías en blanco y negro de gente trabajando en el campo, la madera de las mesas… Todo parece pensado para eso, para que te vayas imbuyendo de esa atmósfera campestre, que es de las más auténticas, y que sepas que sin agricultura no vives. Y hay que cuidarla.

La verdad es que cuando entras en el Sagàs todo esto no lo notas, pero (obviando el precio de las cosas) después de comer uno de sus bocadillos le vas encontrando el sentido…

He hecho el comentario del precio porque los bocadillos, aunque buenísimos (los que he probado), no son baratos, según los estándares del ciudadano medio. ¿Y qué estándares son esos, puedes preguntar? Pues, ciertamente, no lo sé, pero para mucha gente tener que pagar doce euros por un bocadillo le puede echar para atrás.

De todas formas, vale mucho la pena ir de vez en cuando (la frecuencia ya la marca cada uno) y disfrutar de la comida, del sitio y del servicio. Pues, aunque solo he ido dos veces, siempre nos han atendido con cordialidad y sin agobios.

La carta de bocadillos está pensada en “bocadillos de aquí” (Orígens) y “bocadillos de fuera con ingredientes de aquí” (Món), pero recreados por Xavier Arriaga.

Como acompañamiento, en las dos ocasiones en las que hemos venido, hemos pedido las patatas bravas porque están que… Vamos, que te dejarías meter el dedo de Mourinho en el ojo a riesgo de contraer una enfermedad malísima por el contacto.

Y los bocadillos… Ayyy, los bocadillos… Me gustan. Y me gusta también que, como vas a comer con los dedos, antes de traerte la comida te ofrecen, servida en un bol, una pastillita blanca, parecida a un terrón de azúcar, a la que le echan agua y… ¡Voilà!, se convierte en una toallita para que te laves las manos. Ahora dirás que esto es muy antiguo, pero ya es la primera vez que lo vi y me quedé estupefacto (léase como un mayordomo inglés de los auténticos).

Llegué tarde al tomar la foto y ya estaban "creciendo"...

En fin, que los bocatas que comimos fueron… ¡Ah! Como cortesía te ponen unas olivas que también están deliciosas. Y, claro, pedimos dos de bravas, como decía antes.

Y las bravas…

Y ahora los bocadillos. Empezamos por el de Botifarra blanca en una entrebaguette artesana acompañado de escalivada.

Seguimos con la Xapata Sagàs que lleva panceta, alcaparras, higos, ruca, queso de la Quar, olivada y vinagreta de carquinyolis.

La Burger Clàssic New York, 100% bovino gallego, queso Cheddar original, tomate, lechuga, pepino y cebolla en pan artesano.

La Vaca, guisada, en pepito, con aliño de tomate, cebolla tierna, nueces y perejil.

Y no tengo fotos del Bons de Porc (recreación de David Chang de los pork buns de China) y del Bánh Mì (Vietnam de influencias francesas). Este último es picantón, picantón

De todos estos me quedo con el de la Xapata, el Bons de porc (aunque se queda corto), la Burger clàssic, el de Botifarra, el Pepito de ternera i el Bánh mì. ¡Anda! Si los he dicho todos… Los he ordenado por orden de (mi) preferencia.

Y para beber pedimos un cubo de quintos.