Crosmas invita a Tapas Barcelona

Semanas atrás, gracias a Vanessa Amell, que conocimos a raíz del postgrado y que ahora está de lleno en el proyecto final con su comunidad fcbars, que nos parece una idea muy buena y en sintonía con la filosofía Tapas Barcelona, fuimos invitados por la gente de crosmas para degustar una muestra de su carta. Y vaya si la degustamos.

Nos atendió un camarero que daba gusto escucharle. Desde aquí le pido disculpas, pero no recuerdo su nombre. Lo siento. Pero fue un lujo, de verdad. Muy comedido y respetuoso con nosotros, nos fue explicando cada una de las tapas que nos iba sirviendo. Empezó explicándonos la filosofía del restaurante. Se trata de hacer cocina en miniatura. Esto es, teniendo como base los productos mediterráneos, aprovechar toda la riqueza gastronómica que hay en Barcelona, junto con la sabiduría del chef, y presentar los platos siguiendo la tradición del País Vasco, es decir, como si fueran pinchos. Espero no haberme equivocado con la explicación porque acabé un tanto perjudicado…

restaurant lounge

Realmente comimos muy bien, en un salón cómodo, con poca luz y con un servicio muy bueno. No sé si es correcto explicarlo, pero, os voy a contar primero lo que nos dieron de beber (o lo que bebí) y después los platos.

Una caña mezclando cerveza moritz (clara) y cerveza moritz epidor (oscura).
Una copa de cava brut nature (de la casa).
Dos copas de vino blanco de Rueda (José Pariente).
Dos copas de vino tinto Rioja (Ramón Bilbao, edición limitada 2007).
Mini mojito de melón, previo a los postres.
Limoncello (elección personal).

Sobra decir que, para una persona como yo, que no tiene un sentido de la comida muy exigente, todo estaba muy bueno y las bebidas estuvieron muy bien escogidas.

En fin, dejémonos de necedades y vayamos a lo que realmente importa, el atiborre.

Empezamos con unas patatas bravas presentadas encima de una pizarra y con dos cuenquitos para los dos tipos de salsa. Con las bravas nos pusieron la caña.

Bravas acompañadas de una caña de cerveza moritz

Seguimos con una tostada de pan de nueces con mermelada con tomate, julianas de piquillo, bacalao confitado y alioli de albahaca. ¿Hace falta “desir nada más”?

con mermelada con tomate, julianas de piquillo, bacalao confitado y alioli de albahaca

Para este saboreo y el siguiente, nos sirvieron el cava.

Y el siguiente fue un risotto perfumado de cardamomo con boletus y langostinos. (Si es que se define solo…).

perfumado de cardamomo con boletus y langostinos

Pasamos a continuación a deleitarnos con el chipirón a la plancha relleno de cebolla tiernamente trufada en salsa de su tinta, aceite de perejil y arroz con leche templada. A los que se dedican a buscar el sentido de la vida, es un inicio.

plancha relleno de cebolla tiernamente trufada en salsa de su tinta, aceite de perejil y arroz con leche templada

Todavía aturdidos por el gustoso chipirón, y el vino blanco, nos trajeron el lomo de bacalao confitado sobre cama de hongos confitados, crema de pistachos y crujiente de ibéricos.

confitado sobre cama de hongos confitados, crema de pistachos y crujiente de ibéricos

Me “están entrando los vapores” (sofoco), cual dama parisina, y es que lo siguiente fue un foie a la plancha con frutos caramelizados y reducción de Módena. Mmmm… Vayamos a los platos acompañados del vino tinto y acabemos cuanto antes.

con frutos caramelizados y reducción de Módena

Después del foie, nos sirvieron unos tacos de magret con papaya en almíbar y mezclum de hojas verdes.

con papaya en almíbar y mezclum de hojas verdes

Y el colofón: turnedó de buey con foie, láminas de trufa y reducción de Pedro Ximenez.

con foie, láminas de trufa y reducción de Pedro Ximenez

Nos dejaron unos minutos de tertulia porque era absolutamente necesario compartir el convite entre nosotros. ¿Sabes estas cosas que no te las puedes guardar, y vas pensando, esto lo tuiteo, esto lo publico en el muro de facebook? Pues igual.

Y llegaron los mojitos… Y con ellos, el volcán de chocolate con lava de aceite de oliva y helado de plátano.

con lava de aceite de oliva y helado de plátano

Ligerito como iba, pues acabé con un limoncello. Y, a partir de ahí, veía las cosas de otra manera. Digamos que con más optimismo.

Hubo cierta discusión para elegir el mejor pincho. La cosa estaba entre el chipirón y el turnedó, y, aunque fue complicado elegir, la mayoría se inclinó por el segundo.