Visita rápida en el Betlem, Miscel·lània Gastronòmica

Cuando quedas con amigos, cualquier sitio es bueno. Puede ser una afirmación un tanto relativa, porque hay muchos sitios, pero lo importante aquí, en Tapas Barcelona, son los amigos.

Y como tenemos unos amigos que viven cerca del Betlem, Miscel·lània Gastronòmica (Girona 70 -Consell de Cent-), y este verano teníamos que pasar por allí, decidimos quedar con ellos para ver cómo estaba este local recientemente reformado. Ha pasado de ser uno de los colmados emblemáticos de productos gourmet de Barcelona a ser un gastrobar, como se definen ellos mismos. Han reorientado el negocio hacia un bar de tapeo o platillos, capitaneado por Víctor Ferrer Galán, su propietario. Además de la comida, también se pueden degustar vinos por copas con la posibilidad de adquirir las botellas. Lo mismo con los platillos, te puedes llevar a casa los productos de calidad con los que hacen las tapas.

El inquietante viejecillo del Betlem

El interior no es muy grande, está pintado en tonos blancos, combinado con el negro de las barras que rodean el espacio y el de los taburetes, y con los estantes de madera que quedan detrás del mostrador. Hay también una mesa alta en medio, y el suelo, si no lo es, recuerda al mosaico hidráulico típico de las casas de l’Eixample de Barcelona. Además tienen una pequeña terraza, con pequeñas mesas, con un pequeño tiesto con flores en cada una de ellas y con pequeñas sillas. Para gente alta, y para más de dos personas que quieran beber y picar algo, ¿cómo se queda? Eres bueno, querido y perspicaz lector.

Por una cuestión de espacio, yo prefería estar en la mesa del interior, pero aún se notaba el olor de la pintura nueva, con lo cual nos fuimos a la terraza. De hecho, la inauguración oficial ha sido ahora en septiembre.

Era una tarde de verano… Queda muy de «primera frase» de un libro, pero la verdad es que fuimos a principios de agosto.

Como la intención era vernos un rato con estos amigos y la hora era más bien la de merendar (típica escena de dos parejas urbanitas de treinta y tantos), pedimos poco, unas croquetas, unas bravas, pan con tomate y unas tostadas de steak tartar. (Otras tapas que quisimos, no nos las pudieron servir por no tener lista la cocina en ese momento.)

Es cierto que nos faltaría una segunda visita para poder definir mejor si nos gustó o no, que no pedimos mucho y que la apertura era muy reciente, pero la impresión inicial que nos llevamos es la de un sitio que está bien, sin profundizar más.

La cerveza es Moritz y a mí, personalmente, me gusta. Para la espera, pedí una caña y luego una cerveza de la casa, también Moritz. No soy muy cervecero, pero eran diferentes, si bien, siguiendo con el rodaje del local, debería ser el primer día del camarero que nos atendió, pues cada vez que preguntábamos algo tenía que ir a dentro a averiguar la respuesta, con lo que optamos por no apurarlo más.

La poca comida que pedimos también nos gustó, aunque, como decía, faltaría una segunda tanda más extensa para poder apreciar realmente la cocina del lugar.

Me sabe muy mal decirlo, pero hubo un detalle que no nos gustó nada, y es el precio de las croquetas. Están a un euro con sesenta y, por tamaño y sabor, no cuestan lo que valen. Pagar seis euros con cuarenta nos pareció demasiado por lo que recibimos a cambio.

La anécdota de la tarde fueron las plantas de las mesas. Nos faltaba espacio en nuestra mesa, con lo que les pedimos a los dos chicos que teníamos al lado si podíamos dejar el tiesto en la suya, y al estar tan juntos, se produjo una divertida conversación entre todos. O sea que, el hecho de estar tan apretados, en esta ocasión resultó positivo. Además, cuando se fueron los chicos, vino otra pareja de más edad, y, como nosotros ya habíamos acabado, nos devolvieron nuestras flores y las suyas, y se volvió a dar una amable y breve charla.

Estas escenas darían para varios relatos literarios, pero quedémonos en que fomenta la esencia natural de Tapas Barcelona, la del contacto humano, las conversaciones, el salir de casa y disfrutar de la ciudad en la que vives.

Desde el interior del Betlem con una Moritz…

Dándomelas de fotógrafo. Qué daño esperar con una caña y un móvil...

Las croquetas de la discordia…

Croquetillas...

El tradicional y maravilloso pa amb tomàquet

Qué gran invento el pa amb tomàquet...

Las tostadas con steak tartar

Sabrosas tostaditas.

Como diría Tomás (el del antiguo Exprés, no el del bar Tomás), «Unas brava…»

Otro gran invento, este de las bravas...