Tapas Barcelona en el Tickets. La vida tapa (o la vida puede ser maravillosa)

Se me hace difícil empezar a escribir esta entrada, la verdad. Seguramente no me costaría tanto si fuera otro local del que tuviera que contar mi experiencia. Injusto por otra parte, para aquellos, pero supongo que hablar en Tapas Barcelona sobre el Tickets, el bar de tapas concebido por Ferran Adrià y su troupe, me da un poco de cosa por todo lo que le rodea. También puede ser que yo sea un poco mojigato con estas cosas. En fin. La cuestión es que el viernes pasado, después de haber hecho la reserva con tres meses de antelación, tuve la gran fortuna de poder ir a cenar al Tickets. Y te recomiendo que, si puedes ir, no lo dudes. Disfrutarás.

En los tiempos que vivimos, gastarse de 70 a 100 euros en un tapeo, y contarlo, puede parecer algo presuntuoso, pero, si te gusta salir a cenar fuera y probar cosas nuevas es una experiencia superlativa. Y, como te van a dar mesa a tres meses vista, siempre puedes ahorrar un poquito de lo que te gastas los fines de semana de esos tres meses.

Fui con mi pareja y el horario que nos tocó (no pudimos elegir) fue el de las siete de la tarde. El restaurante tiene más capacidad que el número de clientes que cogen por turno. Imagino que es parte de su filosofía y lo hacen para que puedas sentirte bien atendido y sin agobios. Y lo consiguen de largo. La cocina está, una vez entras, a la derecha y enfrente tiene una barra baja larga (te sientas en una silla) que, de primeras, me recordó a los bancos curvados de la plaza del Park Güell. Le llaman La Presumida. Allí es donde nos sentamos. Y me gustó que nos pusieran allí porque puedes ir viendo cómo preparan los platos, los ingredientes, el trabajo en equipo de los cocineros, la supervisión de Albert Adrià, el traqueteo de los camareros, etc., y, nota maruja del artículo, no podía dejar de pensar en la cocina de La Riera, el serial de TV3. Transmiten mucha profesionalidad y mucha pasión en lo que están haciendo.

En cuanto al local, tanto el exterior como la decoración interior evocan un ambiente festivo, relacionado con las ferias de hace cincuenta, sesenta años. Tanto la de la persona que te recibe (pasen y vean), como la indumentaria de los camareros, tienen un estilo a presentador de circo de los años cincuenta, más o menos.

Y, sobre estos últimos, tienes uno a tu disposición, si bien a nosotros nos tocó uno que no debe llevar mucho tiempo y le ayudó otra chica, Laura, que fue encantadora. Él también fue muy simpático, pero se le notaba que le faltaba rodaje. Ellos tomaban nota de lo que pedíamos y te iban explicando la elaboración de las diferentes tapas, incluso si pasaba otro camarero por allí también se paraba, te preguntaba y se quedaba a hablar un rato. Y claro, cuando dudábamos entre dos, o te sugerían una que no teníamos pensado, acabábamos pidiéndolas todas. Y ninguna nos defraudó.

Pedimos cañas y agua para beber, si bien yo pedí una copa de El perro verde, vino blanco que me gusta mucho, pero la copa vale cinco euros y te la bebes en dos tragos, con lo que decidí seguir con las cañas, que valen dos euros. Las botellas de vino (blanco) están sobre unos veinticinco la botella.

Bien, tenemos un bonito local, situado en una zona con mucha vida, el Paral·lel, unos cocineros muy buenos, unos camareros que te tratan muy bien y están realmente por ti, tenemos las cañas a dos euros… Y tenemos unas tapas, unas tapas, capaces de convertir en seminarista al ateo más recalcitrante. Estoy exagerando un poco, pero, como decía al principio, es una experiencia que vale mucho la pena vivir.

Os dejo la lista de lo que tomamos. Yo no soy muy buen gourmet, así que todo me supo delicioso. Veréis que la mayoría son de mar. En la siguiente visita, nos centraremos en las de la tierra

Aceitunas Tickets. Obligatorio pedirlas. Primero nos las hicieron probar y luego nos explicaron como las hacen.

Pescadito frito. Lo siento muchísimo, pero se me ha olvidado la manera que tienen de elaborarlo.

Jamón de toro. Láminas de ventresca de atún pintada con grasa de jamón ibérico.

Mini airbags de manchego.

Ostra de la semana. Con su perla (comestible).

Salmón marinado. (Te lo sirven encima de la jabonera de madera de IKEA)

Pincho de Sot y lesse de pollo de corral.

Patatas confitadas en aceite de oliva con jugo de costilla de cerdo y jamón ibérico cocido.

Majado de aguacate con clorofila de algas, perejil y lomo de bacalao picante (te lo preparan al momento delante de ti).

Buey de mar.

Loritos fritos (les quitan las escamas y los fríen. Sirven cuatro, pero nos acordamos de la foto a la mitad del ataque).

Ventresca de atún cocida a 54º grados con vinagreta de jugo de piparra (cocida a esa temperatura para que se te deshaga en la boca).

Boquerones marinados con lima y bicho y gambas de playa hervidas (servidas con una mousse de mayonesa con polvos de alga).

Nube de flor de saúco con crema de limón y fresitas.

Tarta de chocolate homenaje a Antoni Escribà (con base de almendras, corazón de chocolate blanco y plata).

Las cerezas. (Dos cerezas normales con una película de licor de anís, dos cerezas con una película de licor de fresa y en vez de hueso tiene un pistacho, y dos cerezas miméticas, jugo de cereza recubierto de chocolate).

Caña

Tickets